Al hombre hallado en Pescadores lo estrangularon, indicó la forense

Tenía dos bolsas en la cabeza, apretadas al cuello con cinta. Para identificarlo, deberán hacer un cotejo de ADN.

Despiadada, con una saña cuyos motivos están lejos de conocerse todavía. Así fue la muerte del hombre cuyo cuerpo fue hallado el domingo al mediodía cerca de Pescadores, en la ciudad capital. El asesino buscó asegurar su cometido: le puso dos bolsas en la cabeza, que apretó al cuello con cinta. Al estar maniatada, la víctima no pudo zafar de esa desesperante falta de aire. Según concluyó la médica forense Marcela Gómez, murió por una asfixia por estrangulamiento, confirmó el jefe del Departamento Homicidios, comisario Javier Sosa. Eso reveló ayer la autopsia que practicaron en la morgue judicial, en el predio del Hospital San Luis, por orden de la jueza Penal 3, Virginia Palacios.

El cuerpo está irreconocible a raíz del avanzado estado de descomposición que presenta. Consultado sobre la data de muerte, el jefe policial dijo que es de “varios días, más de 10 días”. Si bien aclaró que aún no está establecido que el lugar del hallazgo sea también la escena del crimen, Sosa hizo referencia a que las condiciones climáticas posiblemente han tenido incidencia en el estado que presentan los restos. Hubo lluvias intensas y días de mucho calor y humedad.

Presos de una angustia interminable, en medio de una dramática espera, los familiares de Carlos Vallejos —un hombre que desapareció hace 17 días de los lugares que frecuentaba— esperaban ayer al mediodía las conclusiones de la autopsia.

De todos modos, nadie puede asegurar que ese cuerpo sea del trabajador municipal.

“No sabemos si se trata de Vallejos. No tenemos las huellas (dactilares), por eso no está determinada la identidad”, confió ayer a este matutino una fuente judicial. La única forma de confirmar si eventualmente se trata de él es hacer un cotejo de ADN, prueba que demora un par de semanas, dijo otra fuente de la causa. “Lo concreto es que tenemos un NN con una causa de muerte provocada por un tercero, y no sabemos nada de él”, refirió Sosa.

Los tres hijos, yernos y otros parientes de Vallejos rezaban para que no se tratara de Carlos, de 60 años, y sobre quien todavía hay una solicitud de paradero vigente, que se hizo en la Comisaría 4ª el martes 16 de febrero.

“Mi papá desapareció el domingo (14). Y no lo volvimos a ver. Fuimos a poner la denuncia en la comisaría, pero nos dijeron que esperáramos porque era muy pronto. Entonces recién el martes pudimos dejar asentado que faltaba de su casa”, contó una de las hijas de Vallejos.

Los pesquisas presumen que el hombre hallado cerca de Pescadores no fue asesinado allí. Creen que lo mataron en otro lugar y que su cadáver fue arrojado en ese descampado, un sitio con bajo tránsito. El domingo, bajo un calor insoportable, un baqueano que arreaba sus vacas lo encontró atado de pies y manos, boca abajo.

Al margen de los 17 días que lleva ausente Carlos Vallejos, lo que llamó la atención de los investigadores fue el hallazgo, casi en simultáneo, de la camioneta del hombre, vecino del barrio 1° de Mayo. Es una Fiat Fiorino blanca patente AC 969 IY que estaba estacionada en Don Bosco al 1800, sobre la vereda oeste de una casa.

El utilitario no tendría daños. Anoche, peritos realizaron una prueba con Luminol, un reactivo que revela rastros de sangre.

En cuanto al cuerpo todavía sigue en la morgue. Al momento del hallazgo, entre sus ropas no tenía ningún documento o carnet que dé pauta de su identidad.

Fuente: EDDLR

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