“El bordito no vale!”

Así solian decir los chicos del módulo 6 y 7 cuando jugaban al fútbol en una improvisada canchita que se encuentra en el boulevard del lugar, y que separa el módulo 6 del 7, al oeste de nuestra ciudad.
Allí, durante mucho tiempo, tuvieron que jugar sin uno de los arcos que fue vandalizado, y sortear escombros y basura que allí quedaban por meses. Y durante otro tiempo más, se las ingeniaron para seguir jugando a pesar del montículo de tierra que les habían puesto medio de la cancha y quedó allí durante semanas. Montículo que obviamente no valía si interrumpía alguna jugada magistral derecho al gol en el único arco que quedaba.
Al fin, parece que ese montículo se convertirá en una cancha mejorada, y la basura ya no estará.
Ojalá pronto puedan volver a jugar en ese espacio, mejorado, iluminado y recreativo, como deben ser todos los espacios de nuestra ciudad, sin distinciones.

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