Un vecino nos envía esta imagen que se repite en La Punta: El agua brotando, a su vez el personal municipal trabajando, y las calles ya hormigonadas o asfaltadas que se tienen que volver a romper.

Pero en este caso, más allá de si es una obstrucción de las cañerías o no ( problemática que el mismo municipio ya ha planteado debido a taponamientos que se ocasionan por arrojar elementos que no corresponden al sistema de cloacas), el vecino advierte otro inconveniente que suele darse en muchos barrios, y tiene que ver con la presión del agua, o mejor dicho la regulación de la misma.

«Hay una situación que pareciera que no se puede controlar» dice este vecino. Y agrega que «por las noches baja el consumo de agua, aumenta la presión en las zonas o barrios de manera considerable» haciendo que las cañerías o conexiones domiciliarias terminen rompiéndose.

«Este problema no es nuevo, viene de siempre y nunca se reguló adecuadamente» nos señala otro vecino.