Un hombre se descompensó pero fue rapidamente asistido por vecinos
A veces la noticia, en vez de contarla o ser un simple observador, suele ponernos en un lugar más preponderante. Así lo fue este mediodía, dónde nos tocó vivirlo en primer persona, y quiero compartirles lo sucedido y acercarles esta reflexión:
Circulabamos con parte de nuestro equipo por avenida Serrana y al detenernos en el semáforo frente a la escuela Nelson Mandela vímos a una persona de avanzada edad que parecía algo mareado como desorientado.
En lugar de seguir en mi auto, con esa indiferencia que nos intenta endurecer lo cotidiano de una sociedad muchas veces individualista, contrariamente, retomamos la avenida, descendimos del vehículo y me acerque a el. Evidentemente estaba mal, lo hablé, se encontraba palido, le pregunté dónde vivía y me ofrecí acercarlo pero se desvaneció y no pude sostenerlo. Pedí ayuda y otros vecinos se acercaron rápidamente, entre ellos Ezequiel, alguien que fue también importante ya que ayudó con maniobras rcp cuando todo parecía tornarse desolador.
Gracias a Dios, este vecino está bien. Hablé con sus familiares horas más tarde y eso alegra luego de la angustia pasada.
Pero la breve reflexión que quiero compartirles es destacar cuan importante es mirar a nuestro alrededor, no ser indiferentes, ser solidarios, que nos importe el otro. Quizás, si no le hubiéramos prestado atención a esas pequeñas señales, este abuelo no hubiera sido asistido con la inmediatez que lo requería ante una inminente descompensación. O sin la ayuda de Ezequiel, que como otros, bajaron a colaborar, probablemente el desenlace hubiera sido otro .
Gracias a cada vecino y vecina que intentó ayudar.
La imagen está difuminada porque no es la idea exponer al vecino sino aportar una breve reflexión que sume a esta sociedad a veces tan poco comprensiva con sus pares.