Nico-Tigre el perro que volvió con su familia: estuvo perdido durante 4 años

Compartimos esta nota de El Diario de la República, ya que se trata de una linda historia de vecinos de nuestra ciudad y su querida  mascota.

Crédito de la nota: María José Rodríguez

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Si Nico-Tigre hablara, seguramente tendría millones de historias para contar, sus cicatrices se animan a decir que este perro vivió muchas experiencias. La más importante, quizás, es la del rencuentro con sus antiguos dueños después de cuatro años sin verlos. Su doble nombre es una clara señal de que en los hogares en los que residió lo recibieron y trataron con mucho cariño. Los primeros ladridos fueron en Los Lapachos, por amor se mudó a la ciudad de La Punta, después terminó preso en la canera de Donovan, lo rescataron y se fue a un barrio cercano al Puente Blanco, hasta que un día, después de idas y vueltas, lo encontraron sus antiguos dueños. ¿Qué pasó en el medio? Un montón de cosas buenas y malas, lo importante es que nunca se dio por vencido.

“Nico es adulto y gran callejero, porque así lo conocimos, cuando yo vivía en Los Lapachos compartíamos el afecto con el vecino del frente. Después me mudé a La Punta y él se quedó con ellos. Pero como era de meterse en problemas me lo llevaban para que lo atendiéramos, una vez otros perros lo lastimaron feo. Se quedó una semana porque estaba grave. Desde ese momento él conocía el trayecto, e iba y volvía. Reposaba en la vereda como si fuera un rey, yo llamaba al dueño, él lo buscaba y se lo llevaba. Esto pasó varias veces hasta que me lo dejaron a mí. ¿Yo? Encantada, iba conmigo a todas partes”, dijo María Eugenia Contreras Tombeur, quien es dueña de una veterinaria.
La mujer contó que hace cuatro años, cuando se iba de vacaciones con su familia, dejaron al perro en la casa de unos amigos. “Le gustaba mucho estar en la vereda y ver a la gente pasar, hasta que se escapó. Cuando regresamos lo buscamos por todos lados pero no lo encontramos más. No soy una gran manejadora del Facebook, y no se me ocurrió publicar nada”, explicó.

Nadie supo qué hizo Nico durante tres años, tampoco se sabe cómo llegó hasta la canera de Donovan. Lo bueno es que allí, en 2014, fue donde Luján Carmona lo encontró encerrado en una jaula. “Estaba flaco, sin fuerzas y todo lastimado. Lo sacaba a tomar aire y lo curaba, pero cuando regresaba al refugio estaba peor. Entonces decidí llevármelo a mi casa para cuidarlo mejor y para que se curara de una vez. Vivía en la calle y todos los vecinos le daban de comer, pero él dormía en mi casa y le pusimos Tigre”, contó Carmona.

El 17 de marzo hubo una gran tormenta y Nico-Tigre desapareció del hogar de la familia, que vivía entre el Hospital San Luis y el Puente Blanco. “Pensé que se había quedado en alguna casa, no apareció más, me imaginé que alguien se lo llevó, porque era muy raro que no apareciera. Me conozco a todas las fundaciones, y hasta Zoonosis, pero no aparecía. Entonces comencé a publicar fotos suyas en Facebook. Al mes de que se perdió una mujer me escribió para contarme que tenía una vecina que hacía poco se había llevado a su casa un perro viejo, igual al de las imágenes mías. El 2 de mayo me mandó ocho fotos y sí, era él”, contó con alegría, porque su mayor preocupación era que el perro estuviera bien.

Ocho meses antes una vecina de María Eugenia Contreras Tombeur le contó que creyó haber visto a Nico-Tigre cerca del Puente Blanco. “Nos fuimos hasta allá. Mil veces incrédula me dije que debía ser un perro parecido, no creía que podía llegar a ser él. No lo encontrábamos. Luján lo tenía en su casa de noche y durante el día el ‘tipo’ paseaba. No coincidíamos nunca. Sin demasiadas esperanzas mi marido salió de trabajar y pasó por la zona en su auto, le pareció verlo a lo lejos, cuando se acercó se desesperó, lo llamó por su nombre, le abrió la puerta, y el perro se subió, porque le encanta andar en auto”, recordó la veterinaria emocionada.
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Eugenia y Luján coinciden en que Nico-Tigre posee todas las condiciones de un perro inteligente. “No lo podíamos creer, estábamos muy felices de haberlo encontrado. Cuando lo dejamos era un poco más joven: musculoso, delgado y esbelto. Nos encontramos con un viejito que estaba gordito y castrado, nos dimos cuenta de que estaba bien cuidado. Además tenía las cicatrices de tantas peleas, una característica suya. Mirábamos las fotos y no había equivocación. Estábamos chochos”, aseguró, y afirmó que por cuestiones de trabajo se demoraron en encontrar a Luján.
A los doce días del reencuentro otra vecina le preguntó: “¿Tenés un perro nuevo?”, y María Eugenia le contó “fervorosamente” la historia. “Así me enteré de que Luján lo estaba buscando. Le dije que le sacara fotos y le pedí que me dijera si había una dueña para contactarnos”, explicó.

Pasaron quince días más y efectivamente era Tigre, el perro que buscaban. “Cuando Luján vino a mi negocio fue una emoción muy grande, sobre todo porque antes de que ella pudiera expresar todo lo que conocía del perro, le conté nuestra historia. Coincidimos en todo: desde la manera en la que juega al fútbol, cómo pasea, cómo duerme, los rasgos de su carácter. Me pareció maravilloso el encuentro. Le dije que si ella deseaba llevárselo que no había ningún problema. Estoy impresionada por la cantidad de gente que le prestó su tiempo a esta historia. Las cosas que han escrito. Fue impresionante. Es una gran historia de amor”, expresó Eugenia.

“Lo buscaba para asegurarme de que estuviera bien. Es lo único que me importaba. Cuando fuimos a verlo nos reconoció, grabamos un video y está subido a Facebook. Nos saludó como si nos contara que está muy bien. Está igual, la chica nos mostraba fotos de hace 4 años atrás, y ¡era él! más joven. Responde a los dos nombres como si nada. Es divino, al video lo sigo subiendo porque hay gente que busca un perrito durante un mes, dos meses y pierden las esperanzas. Para mí lo importante es que no hay que dejar de buscarlos”, opinó Luján.

Nico-Tigre está viejito, casi no tiene dientes, no pertenece a ninguna raza distinguida, es un bandido de los buenos y aprendió mucho de la vida. Cuatro años le costó reencontrarse con su familia de corazón. Ahora todos disfrutan de sus miradas, sus juegos, paseos y locuras. Valió la pena tanta búsqueda.

Fuente: El Diario de La República

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