SE HIZO TODO MAL
Fue un descontrol. Podría haber sido una tragedia. La noticia de lo sucedido en el parque acuático municipal de La Punta llegó a diferentes medios de la provincia, y curiosamente, en otros hubo un silencio casi hasta cómplice sobre tal situación.
La gravedad de lo que aconteció, fue de gran magnitud, porque se trata de un lugar donde asisten familias, donde hay niños, donde se debe preservar la integridad de quienes pagan una entrada para pasar un día de descanso, de relax, de disfrute.
Enumerar los errores, por no decir negligencia de quienes deben encargarse de que todo transcurra con normalidad en cada jornada de pileta o camping en dicho complejo, no es suficiente. Sino que hay que reflexionar también si se están haciendo las cosas de la manera correcta, pensando a futuro para que este tipo de situaciones no se repitan, en ningún otro ámbito o contexto.
BALNEARIO DESBORDADO
El balneario se sobre pobló, fue un exceso de personas, de todos los puntos de la provincia que vinieron ese día y colmaron el lugar. No hubo control de cupo, no se limitó el ingreso, no se dijo “basta” cuando correspondía. Por el contrario, a pesar de estar los espacios superados, ya no había sombra disponible, los baños no daban abasto, el lugar siguió recibiendo gente. Hasta lo que pudo averiguar este medio de noticias, se superó varias veces el cupo para el cual el balneario está apto.
Basta con ver las imágenes emitidas por uno de los canales que cubrió el festival de la mujer asadora (A24) en el que, al momento de acercarse el cronista a la parte de la pileta (lugar donde más se colmó de personas), les llamó la atención a los propios conductores del ciclo televisivo por lo lleno que estaba.
¿Como puede controlarse cualquier desborde ante tanta cantidad de gente?. ¿Se pensó eso? Obviamente no.
FALLÓ LA SEGURIDAD
El personal designado por el municipio para controlar cualquier tipo de exceso, procurar que no haya inconvenientes, asesorar ante un problema, no estuvieron a la altura de las circunstancias, los superó una gresca entre dos familias, no pudieron contener y brindar seguridad a las familias que intentaban alejarse de cualquier punto de conflicto.
“Mi mamá recibió un piedrazo y peleaban al lado nuestro. Volaban reposeras y botellas de todos lados” cuenta uno de los testimonios.
No hubo allí contención alguna, sumado a los robos que muchas familias sufrieron de sus pertenencias, en el momento que unos aprovechadores de lo ajeno, se hicieron de lo que encontraron en su camino.
CONSUMO Y VENTA DE ALCOHOL
Cientos de testimonios coinciden en que hubo exceso de alcohol, muchos ya ingresaban tomando bebidas alcohólicas en sus vehículos, otros se proveían dentro del balneario, porque hubo quienes les vendían.
Esto fue más que una combinación peligrosa, para que se produzcan hechos de inseguridad. Prácticamente fue una provocación.
No hay que minimizar lo sucedido. Fue grave, porque hubo desmanes, robos de pertenencias, autos rotos, adultos y hasta un niño golpeado, sin olvidar que hubo un herido de arma blanca. Podría haber sido gravísimo, si la policía no intervenía.
Se deben replantear, los responsables, si es preferible recaudar a manotazos ante un evento masivo, o procurar mejorar la seguridad de quienes asisten al predio de esparcimiento. No podemos culparlos de los hechos de violencia en sí, eso tiene que ver directamente con los mismos protagonistas, faltos del respeto por el otro, cargados de rencores, y vaya a saber cuántos otros factores que inciden en solucionar a los golpes cualquier diferencia. Pero se debe hacer hincapié en responsabilizar a quienes corresponda por no evitar este tipo de situaciones, o generar las prevenciones adecuadas para que nada se desborde, por ejemplo recibir visitantes hasta un cupo determinado y razonable con la capacidad del lugar, la no venta de alcohol y/o consumo en el predio, o también tener personal lo suficientemente capacitado para contener y resguardar ante una situación de violencia.
Cosas para repensar, y actuar en consecuencia, para evitar males mayores.
